Elena Muñoz, concejala del PSOE en Rivas Vaciamadrid
Hoy, 18 de agosto de 2021 se cumplen ochenta y cinco años de la ejecución de uno de los escritores más paradigmáticos de la literatura en habla hispana: Federico García Lorca.
Para muchos amantes de la poesía, del teatro, García Lorca es un mártir laico que murió de una manera injusta y, por qué no decirlo, absurda, por su condición de homosexual, algo que en la España de 1936 era un estigma imperdonable.
Nadie, a estas alturas, puede negar la absoluta pérdida que supuso para las letras españolas, más allá de la que siempre es la de la vida humana, la desaparición de García Lorca.
Él nunca creyó estar en riesgo, a pesar de los turbulentos días que vivía España en 1936, y que desembocarían en la Guerra Civil tras el levantamiento militar contra la república legítimamente constituida, tras la cual llegarían cuarenta años de dictadura..
Aunque al escritor ofrecieron exiliarse tanto a Colombia como a México, ya que se temía un atentado por su trabajo como funcionario de la República, Lorca no dio pábulo a esos rumores. El 14 de julio, dos días antes de que estallara la sublevación, llegó a la Huerta de San Vicente a visitar a su familia.
Fue arrestado el 16 de agosto y fusilado, como antes hemos apuntado, en la madrugada del 18 en el camino de Viznar a Alfacar. A pesar de las muchas especulaciones no hay certeza del lugar en donde acabó su cadáver.
Federico García Lorca nunca discriminó a amigo o enemigo por sus creencias ni religiosas ni políticas. Se sentía profundamente español, pero, sobre todo, hombre del mundo y hermano de todos.
«Yo soy español integral y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el sólo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política«. (1)
Queden las palabras de otro gran poeta, Antonio Machado, a través de un fragmento de su poema » El crimen fue en Granada»,como homenaje:
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
… Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.
La muerte de Federico García Lorca fue una más de tantas y tantas que han jalonado la Historia, no solo española, sino mundial, en la que la intolerancia y la incomprensión han arrebatado talento y vidas, añadiendo el dolor de no saber, de desconocer, dónde fueron a parar los restos mortales de los seres queridos. Recordar a Federico es hacer honor y memoria de todos ellos.
(1) Salvador Rodríguez, «La última entrevista a García Lorca», laopinioncoruna.es, 3 de enero de 2010.